¡Sin tu participación… ¡es puro cuento!

Por el hecho de que la campaña electoral ya empezó, no significa que los problemas nacionales nos hayan declarado una tregua. Los panameños (as) de a pie, el empresariado, así como los trabajadores y profesionales independientes, en medio de tanta promesa y ofrecimientos electorales tendrán que doblar esfuerzos para seguir sobreviviendo.

Todos los candidatos presidenciales muestran su interés por atender y resolver los mismos problemas del país, y yo me llego a preguntar con algo de ingenuidad, ¿por qué no se ponen de acuerdo y se presenta una sola oferta electoral?

El candidato que no habla del hambre o del desempleo, inmediatamente queda fuera de competencia, pues esos son los problemas que aquejan a las mayorías nacionales. Y es que como se da “la feliz” coincidencia que en los sectores de la marginalidad social, están las mayores concentración de votantes, pues “a la carga”.

Mientras que las nuevas generaciones resienten que le haya tocado vivir los peores años de nuestra historia patria, los adultos piensan que sus problemas merecen ser atendidos con especial atención. Es una especie de “trueque”, en la que te doy mi voto a cambio de la promesa de que les resuelvan sus necesidades.

Si así de sencillo se gana las simpatías de esos votantes, entonces a descargar el saco de promesas de campañas, a sabiendas de que me podré liberar de ese “compromiso” al finalizar el evento. No hay por qué extrañarse, pues los ofrecimientos en público, debidamente condimentados con una improvisada elocuencia son las escenas a las que deberemos acostumbrar a ver en los próximos meses.

Con el voto “de arriba o de abajo” se interviene en las elecciones. Para los “cocotudos” no hay ofrecimientos porque de antemano sus intereses están debidamente protegidos. Está permitido jugar con la desesperanza de los pobres, siendo suficiente el conocer “académico” de sus problemas para prometer y prometer.

Al escuchar de cualquier candidato una propuesta sin que consultarte, y que tampoco te convierta en parte activa de su solución, puedes empezar a “amarrar el rostro”, porque “te están cuentiando”. Además puedes estar seguro de que si no te pregunta, tampoco te cumplirán.

Abogado