Surrealismo abstracto

Para Aristóteles la política no es un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. En otras palabras, Aristóteles definió la política como el arte de lo posible; lo contrario a los que algunos pretenden promover desde sus propias perspectivas.

Comunicar e interpretar al mismo tiempo el comportamiento electoral de la población, a través de una retórica construida en torno al deseo propio y alejada de la realidad; se constituye en el primer error de una campaña.

Alentar los temores colectivos genera un ambiente sombrío en función a la incertidumbre provocada por la instigación y el reproche moral de quienes se sienten superiores, y que encima pretenden imponer a los demás, lo que ellos piensan, les conviene al país.

El surrealismo abstracto en política vendría a ser una tendencia caracterizada por aplicar el automatismo patológico, entendido como la ejecución de actos sin que intervenga la voluntad; perdiéndose toda la representatividad figurativa, al punto de inventar universos paralelos que rechazan de plano todo aquello que suponga la realidad.

La ausencia de perspectiva en la política resulta un arma peligrosa cuando es manipulada por gente con poder y recursos. Para algunos privilegiados resulta difícil comprender que el mundo en el que viven presenta diferentes tipos de prioridades, riesgos, problemas y oportunidades, que los que enfrenta a diarios el resto de los mortales.

Esa agonía que algunos expresan en los medios de comunicación y las redes sociales no es más que el producto de la ansiedad de sus propios miedos; lo que no representa el universo de una muestra.

Este domingo será de terror para algunos, que sentirán la suma de todos sus miedos; pero lo peor es que no entenderán porque la mayoría celebra lo que a ellos le produce ansiedad y pánico, sin comprender que viven en un mundo paralelo.

Periodista